martes, 16 de febrero de 2010

Peregrinando al Monte de Piedad

Mucho tiempo ha pasado ya desde que Don Francisco de Pique y Rodilla creara en 1702 el primer establecimiento al que con razón llamábamos Monte de Piedad. Estos que, fueron los precursores de nuestras actuales Cajas de Ahorro, nacieron con un espíritu caritativo y de ayuda para el mas necesitado otorgando recursos financieros a aquellos que los necesitaban. Siendo este el espíritu fundador, es de entender que no fuera un comerciante, ni un hombre de estado el que fundara tan noble organización sino que el Señor de Pique era un Capellan del Convento de las Descalzas Reales de Madrid. Esta actividad llego a desarrollarse en gran parte del territorio porque La Realeza aporto el apoyo necesario para ello, dándose cuenta ya en el siglo XVIII de la importancia de que todo el mundo, incluso los más desfavorecidos, tuvieran acceso al ahorro y a la financiación.

A pesar de estos inicios tan humildes y misericordiosos todos en general entendemos que la evolución de los Montes de Piedad a Cajas de Ahorros y estas últimas, ya convertidas en la actualidad en auténticos holdings empresariales participando en multitud de sectores de nuestra economía, no pueden ser dirigidas como en sus inicios por los miembros de algún colectivo de hermanas religiosas habitando en un convento de clausura, sino que debe darse paso a profesionales cualificados que permitan garantizar que la actividad de gestión de recursos y créditos es llevada con los máximos criterios de prudencia y de rentabilidad para satisfacción de prestatarios e impositores. Además, como contrapartida, se debe ofrecer a estos gestores un manto de independencia y que su actividad no sea dirigida por intereses ajenos a las entidades de ahorro. No confundamos el término “independencia” con el hecho de tener una “patente de corso” por parte de las cúpulas de las entidades de crédito que les lleve a dirigir sin la aplicación de los criterios antes mencionados. Por eso, el Banco de España, encargado de supervisar a las Cajas de Ahorro debe tener clavada la mirada sobre ellas interviniendo rápidamente al menor síntoma de enfermedad, no como en el caso de Caja Castilla la Mancha que únicamente acudió al entierro del muerto. El guardián del nuestro sistema financiero alega que advirtió públicamente de las consecuencias de las “mala praxis” que se estaban realizando en la época de bonanza pero, ¿y porque no intervino? Quizás ese manto al que antes hacíamos referencia que ofrece independencia a quien se le pone, debería ser mayor y cubrir también al regulador, manteniéndolo ajeno de asuntos políticos.

Es por ello, que algunos abogan por la “despolitización” de estas entidades crediticias, como la portavoz de UPyD Doña Rosa Diez. Deja claro que parte del problema actual en las Cajas de Ahorro es que en muchas ocasiones prácticas políticas se han mezclado con prácticas financieras y muchos que recibieron el apoyo económico de las entidades de crédito fue debido por su posicionamiento político no por sus garantías financieras ni por la calidad del proyecto por el que se solicitaban los empréstitos. El resultado de tal manera de proceder ha sido tan nefasto que el estamento publico se ha visto a intervenir inyectando fondos a aquellas entidades que lo solicitan mediante el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para evitar que los “activos tóxicos” que estaban en los balances de las entidades no les llevara a una situación de quiebra al no poder responder ante sus impositores. Tal apoyo parece ser del todo gratuito porque a pesar de la enorme capacidad de negociación que da el hecho de poder prestar fondos a otro que lo necesita (algo que en nuestras entidades de crédito tienen bien aprendido), esa fuerza va a perderse en la nada ya que no parece que se vayan a realizar las reformas necesarias tal como la señora Diez ha propuesto y el resto de fuerzas políticas ha rechazado.

Además el problema se acrecienta cuando incorporamos el problema de la financiación de los partidos políticos. La gran mayoría de los partidos políticos actuales financian sus necesidades económicas mediante el crédito de algunas de estas entidades de ahorro, siendo además en determinados casos créditos que no son cubiertos o llevados a buen término. El montante de esos créditos supera ya los 100 millones de euros según datos del Tribunal de Cuentas ocurriendo en muchos casos situaciones graves de morosidad que han llevado a tener que condonar parte de esas deudas. Por ello no nos debe sorprender que Doña Rosa Diez no sea apoyada por ningún otro partido político en su defensa de separar los asuntos económicos y políticos dentro de nuestras Cajas de Ahorro. Es como si a nuestro afable sacerdote fundador de los Montes de Piedad Don Francisco de Pique y Rodilla, el necesitado que le pidiera el préstamo fuera a su vez el que luego vestido de monarca le concediera los fondos para realizar su actividad. Así que si alguna vez se les ocurre preguntar a algún político como soluciona sus problemas de liquidez que no les extrañe si les responde……….Peregrinando al Monte de Piedad.


Artículo de Oscar Bautista CT de Cataluña.

Grupo de economía.

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